La Pubertad de Edvard Munch
Analizamos una obra del pintor noruego Edvard Munch, La Pubertad.
Este cuadro, no es el más conocido de Munch, pero si resume sus inquietudes pictóricas, además de mostrar su sensibilidad; y demostrar por qué el autor fue calificado en su tiempo como "el pintor de la mirada moderna"; y por qué Edvard Munch fue un claro precursor del Expresionismo; con ellos, con el grupo El Puente, expuso en Dresde en 1908.
Edvard Munch fue uno de los primeros pintores en tratar la técnica pictórica de una manera rompedora, manteniendo una coherencia entre forma y temática del cuadro; cuando lo que quiero pintar encierra lo más crudo y doloroso de la existencia del ser humano, la forma en que debe ser mostrado debe ser congruente con el tema; no puede ser agradable visualmente, contenido y forma deben ser consecuentes. Esta idea la vemos clara en las representaciones de las niñas enfermas.

Además, Munch es un pintor moderno porque
lleva a cabo una temática completamente personal, carente de retórica, nos
invita a reflexionar sobre valores o situaciones de la vida, el amor, la
enfermedad, el paso del tiempo, huyendo de la clásica jerarquía temática.

Contemplemos ahora La Pubertad, concretamente la versión de 1895, Edvard Munch realizó varias versiones sobre este tema, no todas se conservan; sí pudimos disfrutar de la versión de 1914, en la exposición que el museo Thyssen dedicó al pintor noruego la pasada temporada, en ella veíamos una clara influencia de Van Gogh en el tratamiento del fondo de la pared.
La versión de 1895 es más pura, quizá, en ella Munch nos muestra una niña desnuda, a punto de convertirse en mujer. La joven se encuentra sentada en el borde de una cama, muestra una actitud cohibida, por el gesto de sus brazos que intentan ocultar su cuerpo y el gesto de su cara; también cohibida ante la amenaza de una sombra que se cierne sobre ella y que envuelve la pintura de un aire misterioso.
La imagen femenina fue sin duda un motivo más
que relevante en la obra del pintor noruego, como lo fue para el Simbolismo o
el Modernismo, y es que en el tiempo de Munch se planteaban constantes
problemas de género, era lo que se denominaba "La cuestión de la mujer" y esa cuestión
no era ni más ni menos que los logros que el género femenino había ido
conquistando, el acceso a la educación superior, modificación de leyes de
herencia, participación más activa en el mundo laboral, digamos que todas las
esferas de actividad se vieron afectadas por la incorporación de la mujer.
Todo esto cristalizó en una nueva mujer, una mujer "masculinizada", que en algunos sectores traducían cargada de connotaciones negativas, la mujer se empezaba a contemplar como una amenaza y esto le restaba feminidad, nada más antagónico visto desde las lentes actuales.
En la obra de Munch, estos aspectos se traducen en una visión peculiar de la mujer, nos plantea dos imágenes de la mujer completamente antagónicas; por un lado, encontramos en sus cuadros la femme fragile, mujer ideal, casta y delicada; y por otro lado la femme fatale...amenazadora y seductora.
El propio Munch expresó:
"En toda su diversidad, la mujer es un misterio para el hombre".
La niña de La pubertad de Munch es el enlace entre la femme fragile y la femme fatale, es el tránsito entre ambas representaciones.
La sombra que vemos al fondo, esa amenaza que proyecta la misma niña, es un símbolo de lo que le depara, la niña púber de Munch simboliza el sentido del concepto de la mujer de su tiempo, es un ser puro abocado a convertirse en una amenaza, en un ser depredador, que corrompe y destruye.
La inestabilidad de la postura de la joven, así como la estrechez del espacio, en el que sólo vemos una parte de la cama, generan esa sensación de angustia y agobio que sirven como metáfora de los sentimientos de la propia niña. Una cama, que por otra parte genera el contraste horizontal, frente a la verticalidad de la protagonista.
La Pubertad resume a la perfección, al igual que lo hace El Grito, la trayectoria del pintor noruego, sus inquietudes y reflexiones. La Pubertad, es en realidad otro grito, es otro momento de inquietud y zozobra, pero si en El grito la expresión se exterioriza, en La Pubertad, esa expresión es interior, es un grito ahogado, la niña no deja que sus miedos salgan al exterior, el gesto de los brazos y su propio rostro expresan esa represión.

También es una antítesis de El Grito el
entorno, mientras que en este, la escena tiene lugar en un exterior, una naturaleza
que se vuelve grito e inestabilidad, en La Pubertad, el interior es una
metáfora del propio mundo interior de la joven, agobiante, opresivo, amenazante
incluso.
Debemos tener en cuenta, también a la hora de analizar la obra de Munch, la sociedad noruega, y la sociedad decimonónica en general, basada en una falsa moral, preocupada siempre por mantener las apariencias, por criticar comportamientos y conductas que de forma subversiva fomentaba. Basta con revisar cualquier texto de Ibsen y acercarnos a sus personajes para descubrir un trocito de la Kristiania, (actual Oslo), de Munch.
Al hablar de cualquier obra de Munch no podemos pasar por alto la relación de Munch con la muerte y la enfermedad, su madre y su hermana murieron siendo él muy pequeño, víctimas de la tuberculosis, esto hará que Munch considere enfermedad y muerte como dos factores importantes en el desarrollo de su personalidad y de su evolución artística, como él mismo dijo:
"Sin el miedo y la enfermedad mi vida sería como un bote sin remos".
Contemplando La Pubertad, vemos al gran artista que fue Edvard Munch, más allá de la imagen de pintor polémico y atormentado, capaz de analizar y plasmar su tiempo, la sociedad a la que perteneció, pero también, y en este caso, simultáneamente, capaz de analizar y plasmar los más variados sentimientos y complejos estados de ánimo del ser humano, incluso los de una niña a punto de dejar atrás la etapa más inocente de su existencia.